lunes, 6 de julio de 2009

La Historia de un Amor a Muerte.

Una infancia marcada por la pobreza, el rechazo de una ciudad ajena, el desamor y la pasión por la música las unieron hasta el final de sus días. Se llevaban 13 años de diferencia, pero la pareja de folclóricas no tuvo impedimentos para unirse en el arte y en su controvertida amistad.Hay vidas que parecen compartir un mismo libreto. Coinciden en las alegrías, en las caídas y, sobre todo, en el dolor. Para darle matices, solo cambian los nombres, las horas, los lugares. La historia de Alicia Delgado y Abencia Meza es una de esas. Empieza el 6 de mayo de 1959, con el nacimiento de Delgado, y fabrica un remake el 7 de junio de 1972, con el de Meza.El primer capítulo de esta novela sin final feliz fue escrito por Alicia. Su niñez, marcada por el verdor del pueblo de Taucur (ubicado en el distrito de Oyón al norte de Lima) y la música de un viejo tocadiscos que reproducía las canciones de Mario Mendoza sin parar, terminó a los doce años, cuando llegó a Lima.

LA VOZ DE UNA PRINCESA
Convencidos de que el futuro no significaba nada si no vivías en la capital, Zenobio y Santa Delgado, sus padres, la enviaron a la urbe. En la otrora Ciudad de los Reyes, Alicia se haría princesa a punta de golpes y canciones.En tan solo tres años, la voz de Alicia se dio a conocer y el Perú profundo la adoptó como suya. No había fiesta patronal sin ella. No había desamor sin sus canciones. No había legado sin una heredera y la Pastorita Huaracina, la llamada “Reina del Folclor”, estaba dispuesta a darle su cetro a Alicia.

YO QUIERO CANTAR COMO TÚ
Mientras en Lima, Alicia cosechaba triunfos. En Huari, departamento de Áncash, nacía una nueva admiradora de “La Princesa del Folclor”.Se llamaba Abencia Meza Luna y era de carácter indomable. Rebelde a más no poder, solo encontraba paz en las canciones de Alicia Delgado. Parecía cantarle al mismo dolor.Dolor que llegó a la cumbre cuando en 1987 salió embarazada. Abencia tenía 15 años y, decidida a que su historia no se repita con su hijo Josmel, Abencia tomó el primer camión que la condujera a Lima.Su primer trabajo fue como empleada, pero Abencia no había nacido para aceptar órdenes. Cansada de los maltratos de sus empleadores, Abencia dijo "basta" y se fue a trabajar como mesera en una peña.Entre tragos y clientes, Meza descubrió su vocación musical, pero también se reencontró con la traición. Se enamoró de un hombre que le prometió la luna y las estrellas y volvió a quedar embarazada. Cuando quiso darle la feliz noticia a su novio, descubrió que era casado. "Tenía mes y medio de embarazo y no me avergüenzo en decirlo: aborté", confesó Abencia al hablar del tema en 2002. "Estaba decidida a levantarme", señaló. Y así fue. No tardaría en unirse a un grupo de música y en destacar luego como solista.El apodo de la "Reina de las Parranditas" le llegó por su particular estilo al cantar: unía hasta seis temas en uno solo, en una especie de popurrí que los conocedores llaman "parrandas".

EMPEZAR DE CERO
¿Y dónde estaba Alicia Delgado? Luego de un matrimonio fallido y del nacimiento de su hijo, Alicia se había enamorado de un hombre que le fue infiel.Con el corazón hecho pedazos, Alicia hizo maletas y se fue a los Estados Unidos. Quería descansar por unos días, pero su viaje se prolongó hasta finales de los noventa, cuando regresó al Perú convertida en ciudadana norteamericana.

LA DUPLA DINAMITA
Fue una noche de 1999, durante una reunión de folclóricos, que la vida de Alicia Delgado y Abencia Meza tomó un mismo rumbo.La relación de amistad se convirtió pronto en un show ambiguo y mediático que relanzó la carrera de Delgado.Mientras el dinero llegaba a manos llenas, Alicia se enfrentó a la parte negativa de su alianza con Abencia. Sus amigos, sus familiares y el público no veía con buenos ojos su jugueteo con la homosexualidad."Había quienes no querían ir a sus conciertos porque sentían que denigraba la dignidad de la mujer andina", aseguraba Ernesto Pimentel recientemente, con motivo del deceso de la Delgado. Pero había algo en el trato de Abencia que tenía cautivada a Alicia Delgado.

LA PROCESIÓN SE LLEVA POR DENTRO
"Alicia me trataba como a una madre y yo le respondía con el mismo cariño", contó Abencia Meza. Se regalaban joyas, camionetas, viajes al Caribe, en una suerte de coqueteo al estilo de Hollywood. Las frases cariñosas tampoco les eran ajenas. "Postrecito", "bebita", "mami", eran parte de su diccionario de amor.¿Qué podía salir mal con tanto afecto? El temor de perderse la una a la otra fue el detonante de una cadena de violencia. Abencia Meza adoptó a una niña sin consultarle a Alicia Delgado y, desde ese día, las peleas fueron cada vez más frecuentes.La última de ellas sucedería en mayo. Alicia denunció una agresión física en la comisaría de La Molina y aseguró que ese sería el fin de su relación con Meza. Y cumplió su promesa.

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